AMORÓS SE ABRE AL BARRIO.

Hace aproximadamente un mes se nos propuso participar en las visitas guiadas por el colegio con motivo del 75 aniversario. Desde el principio la propuesta nos ilusionó, pero no éramos conscientes de lo mucho que nos iba a aportar. 
Muchos de nosotros llevamos años en el colegio y pasamos a diario por los pasillos de nuestro imponente palacete sin reparar en la historia que esconde. Tampoco nos fijamos en las vidrieras de la capilla, en la línea del tiempo del campo de arena, en el muro de la solidaridad, en el busto de los hermanos Amorós o en la impresionante bóveda de la Parroquia Nuestra Señora Madre de la Iglesia. ¡Son tantos rincones!

Comenzamos nuestra preparación  con una formación  a cargo de José Manuel Godino, profesor y antiguo alumno del colegio. Nos quedamos alucinados, ¡cuánto sabe! Se  emocionaba cuando explicaba las cosas y nosotros, aunque teníamos fotocopiadas sus notas y tomábamos apuntes, sentíamos que éramos incapaces de acumular tanta información en nuestras pobres cabezas. Por ello decidimos repartirnos la tarea: cada uno se especializaría en una de las partes del colegio. Sí, fue una buena decisión.
Mientras aprendíamos nuestros textos nos entregaron los distintivos de guías. Son muy chulos, tienen el logo del 75 aniversario y la fachada del colegio. Son bonitos recuerdos que guardaremos para siempre con motivo del año tan especial que estamos viviendo.

Acompañamos a José Manuel el primer día de las vistas guiadas y en alguna ocasión "metimos baza". La gente escuchaba con atención y se asombraba de todo lo que se  esconde tras los muros de nuestro colegio. Nosotros nos sentíamos orgullosos y a la vez temerosos, pues debíamos enfrentarnos a hablar en público, a las preguntas cuya respuesta desconocíamos o a quedarnos en blanco, pero todo iba bien y no debíamos preocuparnos.

Los grupos que han venido de visita han sido encantadores. Hemos conocido antiguos alumnos que llevaban años sin pisar el colegio, familiares de profesores, padres y alumnos del cole, personas del barrio que nunca habían pisado la finca y algún que otro curioso que lo vio anunciado en redes y quería visitarlo. Nuestros miedos eran infundados, pues los visitantes nunca hicieron preguntas difíciles y en todo momento les gustaron, o eso creemos,  nuestras explicaciones. Hemos de decir que el tiempo nos acompañó en nuestros paseos. De hecho, con un sol espléndido la finca Larrinaga lucía aún mas bella. ¡Hasta en eso tuvimos suerte!


Este proyecto nos ha dado la oportunidad de conocer cosas asombrosas de nuestro colegio, pero también nos ha permitido enfrentarnos a nuestros miedos, siendo el principal la vergüenza de hablar en público. Nos ha gustado mucho colaborar, tanto es así que nos permitimos sugerir que tal vez se pueda organizar alguna visita para nuestros compis o para los profes, ¡ojalá!

Para terminar, queremos enviar un sincero agradecimiento a las personas que han confiado en nosotros, a las cuales agradecemos su amabilidad y dedicación. Gracias, José Manuel y Mª Carmen.  Gracias, porque participar en esta iniciativa nos ha hecho ver el colegio con otros ojos y comprender la importancia que tuvo y que tiene. Para cuando dejemos el colegio esperamos haber contribuido a hacerlo un poco mejor, a mejorar con nuestra formación el barrio y el entorno en el que vivamos.

¡Quizás este fue el sueño que tuvo aquel Conde de Campo Alange en unión con los marianistas para el cual nosotros estábamos predestinados! ¡Quién sabe!

De izquierda a derecha (parte superior) Marcos Pimentel, Adrián Valtierra, Elena Trujillo, Pablo  José de Lucas, 
 Alba Mayor, Mónica Álvarez, Clara Domingo, Nerea Pedraza, Teresa Molina y Paula Martínez.
(parte inferior) Laura Lozano y  Laura Olmedo.


Entradas populares