16 AÑOS DE MI VIDA

1995
Me coge de la mano, con cariño, mucho cariño, ilusión.
“Tanya, este es tu nuevo colegio, ya eres mayor y tienes que hacer caso a todo lo que te diga tu profesora. Levanta la mano si no lo entiendes, pórtate bien. Sé que lo harás” (mamá)
Organización en la entrada: Filas, 1º de primaria A, 1º primaria B y por último 1º primaria C, mi clase.
Desde el primer día con ilusión, esfuerzo, y mucho esmero. Así es cómo me he sentido; mi segunda casa, mi colegio, mi referencia.

No son 75 años solo, sois parte de mi vida, de mi educación, de mi forma de ser y de, hoy en día, mi futuro.

2008
La gente se abraza, se besa, están impacientes. Es el primer día.
Un claustro inmenso, subo las escaleras, una torre, sillas, mesas.
Me siento. Sentarse en primera fila es de atrevidos, nunca lo he sido. ¡En la mitad de la clase estará bien!
Abro mi cuaderno. Primer día y primero de Bachillerato.
“Apúntalo todo, Tanya, sino se te olvidará”- pensé. Giro la cabeza para ver a mis nuevos  compañeros. “Vale, no conozco a nadie. Bueno, quizás a tres como mucho”.
Entra la profesora y se presenta:
“Buenos días, ¿qué tal? Me llamo Lola, voy a ser vuestra tutora y profesora de Geografía e Historia” Tiene el pelo blanco, gafas, una sonrisa de oreja a oreja, pero mantiene su seriedad. Su mirada delata los nervios del primer día. Dedicación, esmero y esfuerzo, hasta el final.
Esa profesora que con ilusión nos explicaba la geografía española o el arte del quattrocento, ha dejado la docencia por una vida seguramente más relajada.
Su empeño y dedicación han quedado plasmados en la educación marianista. Todos la conocemos y nunca olvidaremos su infinita paciencia, sus esquemas manuscritos y su tesón en hacerte ver que todo es posible, que tú puedes conseguirlo. Gracias, Lola.

Silencio absoluto. Son tantos recuerdos, muchos recuerdos...

De los 75 años, yo he contado 16.

16 de mi  vida. Momentos que me han marcado para siempre, que recuerdo con gran ternura. Hoy me río de mis errores, que seguramente fueran más que mis logros. Pero ahí estuvieron ellos, mis profesores, para realzar lo bueno y dejar atrás lo malo, haciéndome que me superara a cada segundo, que respirase. 
No son solo 75 años. No lo miréis así.
Esta es mi historia y seguramente como la mía haya muchas más. Cuando entro en mi colegio, piso mi tierra, mi campo de fútbol, mi clase, mi pupitre… Siento y se agolpan muchos recuerdos, siento mi segunda casa.
Es la historia de un colegio, que se llama Amorós, pero es la historia de miles de alumnos, que llevan escrito en su memoria todos y cada uno de los recuerdos que Amorós les ha dejado grabados en sus vidas. 75 años de historia
Esa es la historia de un colegio lleno de vida, dedicado a la enseñanza, lleno de ilusión, y con ganas de aprender.
Solo puedo terminar escribiendo gracias. Gracias a vosotros he conseguido mi sueño.

75 años aprendiendo que los sueños son posibles.
75 años alcanzando realidades imposibles.
75 años enseñando con ilusión.
AMORÓS

Tanya López Palacios (Antigua alumna)



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