CAMINANDO ENTRE HISTORIAS: MARÍA Y MARIANO

20 años de historias  
La historia del Colegio es la historia de todas las personas que lo han formado. Algunos han pasado más de la mitad de su vida en este proyecto, y esta sección pretende conseguir conocerlos de una manera más cercana. Nos proponemos pasear con ellos durante un par de horas por el colegio para que nos cuenten todo lo que han vivido a lo largo de este tiempo con respecto al Colegio.

En estos días no hay personas en el mundo más atareadas que Mariano y María Calleja. Con las Olimpiadas Marianistas a la vuelta de la esquina, viven en un constante ajetreo de preparación de materiales y de reuniones para que todo salga bien el esperado 27 de diciembre. Los dos responsables del deporte en el Colegio, que cuentan con una trayectoria deportiva de alto nivel unida a una labor docente que desempeñan en nuestro colegio, nos hablan sobre la importancia del deporte en la educación, en su trayectoria personal y, por supuesto, en las Olimpiadas que se avecinan:
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María y Mariano en animada charla en el polideportivo.
La lluvia impidió el paseo.
Hablar de María Calleja (Córdoba, 1984) es hablar de deporte de primer nivel. Con un envidiable palmarés (Campeona de España juvenil de Natación, entre otros) a sus espaldas, mantiene una actitud de inconformismo en el mundo del deporte. «Mi gran pasión siempre ha sido la piscina», cuenta una María que hace un par de años comenzó a prepararse los triatlones porque también le encantaba la bicicleta. «Pero la de montaña», aclara. Ello la llevó inevitablemente al XTerra, una competición que aumenta la dificultad de un triatlón estándar y de la que se proclamó Campeona del Mundo en Hawaii este mismo año. [María estrena un documental sobre su participación en esta carrera el martes 18 de diciembre en el Salón de Actos, entrada libre]
Su inconformismo de campeona la lleva a pensar en el futuro: «Ahora, a preparar el Campeonato de Europa», nos cuenta. También sueña con revalidar el título. «Pero es algo distinto, porque este año cambio de categoría». La actitud de María siempre es la misma  («salir a ganar, a darlo todo»), aunque le costaba imaginarse levantando el trofeo que acabó consiguiendo. «Mis amigos, mi pareja o mis compañeros me decían que era posible, pero era difícil de creer».
El deporte, como no puede ser de otra manera, le es motivo de ilusiones. «¿Mi mayor logro deportivo? Pues ahora te diría que el Campeonato del Mundo; pero es que ser campeona de España de Natación juvenil en su momento fue tremendo». «Es una época en la que eres joven, y no ves la vida encarrilada, y ganarlo es increíble». La piscina ha marcado la trayectoria deportiva de María, que completó el kilómetro y medio de natación en en Hawaii en 25:15.
Decir María es decir amor a la natación. Cuenta que, cuando era joven e iba al colegio, tenía que salir antes de clase para poder ir a nadar a la piscina de Córdoba [su provincia natal], que le quedaba a unos 40 minutos.  «Me llevaban mis padres en coche». A lo largo de la conversación, irá saliendo varias veces la idea de la responsabilidad que emana del propio concepto de deporte. Para María, esto se vio reflejado los estudios: «Yo era una chica estudiosa, siempre lo llevaba todo al día». Ello le permitió tener una beca del SEK para poder venir a estudiar a Madrid a la vez que seguía entrenando y progresando en la natación. «Es mejor, porque está preparado para compaginar estudios y deporte». Hoy en día, María agradece poder seguir compitiendo en su especialidad. «El colegio nunca me ha puesto ninguna dificultad, y eso es algo que agradezco».
En el cajón de los miedos de los deportistas siempre están las lesiones.
María tuvo que afrontar una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla mientras montaba en bici en 2015. «Pero ya estoy bien. Hice una muy buena recuperación y a mediados de 2016 ya estaba entrenando de nuevo». No tardaría en comenzar a despuntar en XTerra. El resultado ya lo conocemos todos.
Mariano Andrés de la Vega (Madrid, 1967), por su parte, no es un profesor de Educación Física al uso. Camino de los veinte años en el Colegio Amorós, es responsable de deportes del Colegio, además de educador y tutor. Su trayectoria deportiva empieza, no obstante, mucho tiempo atrás. Mariano ha jugado en Móstoles y Getafe, dos de los municipios de la periferia más grandes de Madrid, y con cuyos equipos ha estado en campos como San Mamés o el Vicente Calderón.
Su historia es radicalmente distinta. Como exfutbolista, a Mariano se le sigue notando la pasión por el deporte en cada palabra. Con su sencillez habitual, recuerda siete años en Móstoles, donde creció, donde fue capitán y de donde puso rumbo a Getafe, donde estuvo  siete años. En el equipo azulón, Mariano también acabaría siendo capitán. «Pero muchas veces se es por antigüedad», matiza. Más que jugadas concretas (aunque no olvida su «famoso gol» [el que le permitió lograr su segundo ascenso a Segunda División A] en el que acabaría siendo su último partido), Mariano valora el que se le recuerde en, por ejemplo, artículos sobre los jugadores más importantes de la historia del club, y pone valor a todos los aspectos de su etapa como futbolista. «El deporte me sirvió para pagarme los estudios. Era muy importante para mí aliviar a mi familia de esa carga económica». Entre ambos clubes, Mariano jugó más de 200 partidos.
Hoy en día, Mariano es responsable de deportes del Colegio Amorós. Cuenta que, por los valores que tienen enrocados las distintas secciones deportivas al estar representando a un Colegio Marianista, cuando vienen jugadores que no son del Colegio encajan perfectamente. «Apenas hemos tenido problemas en todos estos años». Hoy en día el Amorós cuenta con diversas secciones deportivas, incluyendo fútbol, baloncesto, natación o voleibol.
Sin embargo, las responsabilidades en el Colegio no le han llegado gradualmente.
Apenas había entrado en el Colegio, tuvieron lugar en el Amorós las Olimpiadas de 1999, en cuya organización participó. «Fueron unas Olimpiadas difíciles» nos cuenta «porque llovió mucho».
«El colegio no tenía por aquel entonces las instalaciones tan modernas que tiene ahora, por lo que algunos partidos se tenían que llevar a, por ejemplo, el SMP». Ello perjudica, sin duda, al espíritu de la Olimpiada, pues las distancias merman en cierto modo el espíritu de la celebración.
María, que llegó al colegio una década después que Mariano, recuerda que sus primeras Olimpiadas [las de 2011, con la piscina recién inaugurada] «fueron las primeras en las que se podía competir en natación», su pasión. «Y en las de este año, además, pretendemos que no se solapen las competiciones de atletismo con las de natación, para que los deportistas que lo deseen puedan competir en ambas». Una circunstancia que exige de mucha planificación y sacrificio, pero que ve factible.
«Queremos, además, que en la Olimpiada Paralela haya posibilidades para todos los visitantes, incluidos los no deportistas, como ocio en Madrid o paseos recordando la historia del colegio», cuenta Mariano. «Además, intentaremos que cada día haya una sorpresa a una hora determinada en el Colegio», se atreve a aventurar un Mariano que evalúa el impacto de una celebración así en el barrio: «Quizá, por lo grande que es Madrid, el impacto de un evento de este tipo no se ve como cuando tiene lugar en otras ciudades, pero para el barrio es importante, seguro». Las Olimpiadas, nos explican ambos, «no se tratan solo de los casi 2500 deportistas que vienen, sino de sus familias que los acompañan».
Para María y Mariano, el deporte no solo es algo que vivan ellos. A través de su pasión y esfuerzo, transmiten a sus estudiantes y alumnos una perspectiva necesaria del deporte. Ambos valoran no solo los evidentes valores positivos que el deporte ofrece dentro de la cancha, sino lo que conlleva fuera de ella. «Por ejemplo, favorece el ser más ordenado, cuidadoso o responsable con uno mismo; pero, además, enseña a comportarse en hoteles cuando uno va a competir».
Para dar clase, las impresionantes instalaciones con las que cuenta el Amorós suponen una mejora muy útil. «Seguramente el Amorós sea uno de los Colegios con mejores instalaciones de todo Madrid», dice Mariano. «Claro que se podrían dar las clases de Educación Física si las instalaciones no fueran tan punteras, pero es que tener una piscina te cambia todo infinitamente a mejor», explica María.
En cuanto acaba nuestra charla, María y Mariano vuelven a su ajetreado día a día para seguir preparando las Olimpiadas, para las que ya quedan menos de dos semanas. Cuando estas lleguen, ambos podrán ver cómo más de 2000 chicos y chicas compiten en un torneo con los mismos valores con los que María y Mariano han competido y compiten a lo largo de su vida. La cuenta atrás continúa.
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De izda. a derecha: Mariano, Marcos y María.

Marcos Payo
Antiguo alumno de Amorós

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