EL PASADO TAMBIÉN CUENTA: DON RODRIGO
“¡Oh
tiempo, tus pirámides”
La Biblioteca de Babel, J.L. Borges.
Herminio,
Aventino, Albino y Rodrigo ponen nombre a la penumbra lejana de los años 70,
cuando estuvieron entre nosotros. Todos, cada uno en su momento y a su manera,
dejaron huellas que, unidas a otras huellas, desbrozaron el camino en el que
estamos.
Traídos
desde allí hasta nuestro lado alivian la descorazonadora tarea de mirar atrás
para no ver más que oscuridad.
HUELLA TERCERA:
DON RODRIGO GONZÁLEZ
Amorós, 75 años cuentan. Y hoy cuento mi llegada al colegio Amorós. Sucedió el curso 1975–1976 cuando un grupo de jóvenes desconcertados, procedentes de distintos colegios, aterrizamos en el Amorós para cursar COU. En aquellos años en las clases solo había chicos, pero en ese curso COU comenzó a ser mixto, llegamos de diferentes Centros nosotras, las chicas; y confieso que la acogida por parte de los alumnos de Amorós fue formidable. Entonces éramos nosotros los que cambiábamos de aula según las asignaturas. En las clases, los pupitres estaban colocados en forma de U y el profesor tenía su mesa situada enfrente de nosotros. En Lengua y Literatura con Moisés Ruano como profesor, escribíamos relatos cortos o leíamos a León Felipe; además ese mismo año un grupo de compañeros de COU representó “Luces de bohemia”. Recuerdo con asombro y admiración el día que nos visitó Gloria Fuertes y su recital de poesía; en la capilla grande de Bachillerato no cabía ni un alfiler.
DON RODRIGO GONZÁLEZ
Amorós, 75 años cuentan. Y hoy cuento mi llegada al colegio Amorós. Sucedió el curso 1975–1976 cuando un grupo de jóvenes desconcertados, procedentes de distintos colegios, aterrizamos en el Amorós para cursar COU. En aquellos años en las clases solo había chicos, pero en ese curso COU comenzó a ser mixto, llegamos de diferentes Centros nosotras, las chicas; y confieso que la acogida por parte de los alumnos de Amorós fue formidable. Entonces éramos nosotros los que cambiábamos de aula según las asignaturas. En las clases, los pupitres estaban colocados en forma de U y el profesor tenía su mesa situada enfrente de nosotros. En Lengua y Literatura con Moisés Ruano como profesor, escribíamos relatos cortos o leíamos a León Felipe; además ese mismo año un grupo de compañeros de COU representó “Luces de bohemia”. Recuerdo con asombro y admiración el día que nos visitó Gloria Fuertes y su recital de poesía; en la capilla grande de Bachillerato no cabía ni un alfiler.
![]() |
D. Rodrigo González Saiz, S.M. |
Un recuerdo muy especial me merece don Rodrigo
González (religioso marianista), director durante muchos años del colegio
Amorós. Don Rodrigo era alto y de apariencia seria, su sola presencia nos
imponía gran respeto. Sin embargo, enseguida se percibía su cercanía. Nos daba
clase de latín y, en más de una ocasión, no podía evitar una sonrisa y cierta
sorpresa con nuestras trastadas y ocurrencias. Todos le teníamos gran respeto y
aprecio.
![]() |
Fiesta de carnaval (2º de B.U.P.) en la discoteca Amorós, 1983.
De izquierda a derecha: D. Rodrigo González, Isabelo Núñez-Polo,
Mª Carmen Calderón, Ana Sánchez, Jesús Andrés y Teresa Martín.
|
D. Rodrigo con el grupo de teatro de Isabelo Núñez- Polo,
tras una representación en 1978
|
Hoy
quiero dar las gracias a todos los profesores que me enseñaron y a los que me
apoyaron en mis comienzos como docente en el colegio. Pero, sobre todo, gracias a Rodrigo, don Rodrigo por su
inapreciable ayuda y afecto. Siempre tendré presente su cariñosa carta de
consuelo cuando falleció mi padre. Rodrigo me enseñó esa cercanía y confianza
en las personas, la familiaridad que forma parte del espíritu de la familia
Amorós. Era un marianista honesto,
sencillo y trabajador, pero, sobre todo, como decía el poeta Antonio
Machado…”era, en el buen sentido de la palabra, bueno”.
¡Gracias, Rodrigo!
Mª
Paloma González Montero.
Educadora
y profesora de secundaria y bachillerato.